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Bebidas Alcohólicas. Vino Y Cerveza: Un Problema De Salud

Bebidas alcohólicas. Vino y cerveza: un problema de salud

Las informaciones son miles, internet está inundado, la tele regularmente también lanza mensajes…el corazón, los huesos, el cáncer, Dios mío todo mejora. Y cosas increíbles: estimula.. la líbido – ¡si es un depresor del sistema nervioso! Vámonos todos al bar. La legislación alimentaria es compleja y con vacíos, y permite  escribir en los envases de alimentos alegaciones sobre salud de forma regulada; alegaciones que en la mayoría de los casos no cuentan con el suficiente soporte científico que lo justifique. En el caso del alcohol dicha legislación es clara: dichas alegaciones están prohibidas, por lo que no las veremos nunca en un envase comercial o en una publicidad de una bebida alcohólica con más de 1,2% del volumen como alcohol. Es lógico pensar que aunque la legislación (que citamos textualmente más abajo) se refiera al etiquetado y publicidad, tampoco debiesen ser difundidas dichas supuestas e infundadas científicamente alegaciones sobre salud de cualquier otra forma. Por simple respeto, sentido común y responsabilidad hacia la comunidad y por supuesto nuestros menores. Dos motivos fundamentan esta medida legisladora: 1) La costumbre. El índice de alcoholismo es altísimo; causa estragos en la salud pública y el bienestar social, comunitario y en el entorno familiar. Por lo tanto nada debe inducir al consumo de bebidas alcohólicas. 2) El alcohol es potencialmente perjudicial para la salud, independientemente de su cantidad, como sustancia química: cáncer, deterioro cardiovascular, renal, etc., están demostradamente asociados a su consumo.

Extracto del reglamento europeo:

REGLAMENTO (CE) No 1924/2006 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 20 de diciembre de 2006 relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos

CAPÍTULO II PRINCIPIOS GENERALES Artículo 3 Principios generales para todas las declaraciones

  1. En las bebidas con una graduación superior al 1,2 % en volumen de alcohol no podrán figurar declaraciones de propiedades saludables. En cuanto a las declaraciones nutricionales, sólo estarán autorizadas las que se refieran a bajos índices de alcohol o a la reducción del contenido de alcohol o de energía en bebidas con una graduación superior al 1,2 % en volumen de alcohol.

Si medimos los demostrados efectos negativos en el organismo sobre los supuestos beneficios basados en pocos estudios y de menor peso que los anteriores, la balanza se decanta de forma contundente hacia los primeros. Es cierto que se consensuaron cifras de consumo seguro (de alcohol como sustancia aislada) y en cuanto a un supuesto efecto protector cardiovascular. Pero debe quedar claro: el alcohol es perjudicial para la salud. Este es el mensaje que debe prevalecer. En la actualidad se está abandonando determinar dichas cifras de consumo seguro por no suponer en la práctica ninguna ventaja frente a los efectos negativos del alcohol en el organismo.

Pero el vino y la cerveza además de alcohol, tienen nutrientes. Nutrientes que podrían, repetimos, sólo podrían,  dependiendo de multitud de factores, tener consecuencias positivas en nuestra salud (folatos, B12 , fibra dietética, taninos..). Pero todo ello considerando dichos nutrientes como sustancias aisladas de las que se saben ciertos beneficios y siempre en el contexto de una dieta equilibrada, no en el seno de una bebida alcohólica. Las consecuencias positivas de los nutrientes en la salud pueden presuponerse cuando su media estadística en la ingesta alcanza cantidades mínimas recomendadas científicamente de cada uno de ellos. Y no vale el, `bueno, si tomas la cerveza y el vino ayudas a alcanzar dichas recomendaciones´, porque el contexto es una bebida alcohólica con potencial efecto dañino. La siguiente afirmación es evidente: `cuanto más tome, antes alcanzaré dichas recomendaciones´. Como cuando se sugiere tomar zumo de naranja para aumentar la ingesta de vitamina C, otra trampa que desestabiliza la dieta y `nos llena´ de un exceso de azúcar simple al concentrarlo en el zumo exprimido y aparta componentes como la fibra dietética (hay que comer fruta, no zumo, aunque sea natural). Además, está comprobado que el consumo regular de alcohol desequilibra la dieta y aunque se pueda hacer una dieta balanceada con un poco de vino o cerveza, sólo un experto (nutricionista) daría en el clavo en cuanto a energía y nutrientes y asumiendo introducir una sustancia potencialmente perjudicial.  Y nunca se superará el obstáculo de la costumbre. Y además, ni por asomo se sabe tanto como sugieren estas informaciones de las maravillas de los alimentos/nutrientes por separado. Y está de moda hablar de los alimentos y sus nutrientes por separado como si de bálsamos de fieragrás se tratara, una trampa para el consumidor-lector de dicha literatura basura presente en miles de revistas, informaciones de la tele, blogs de internet, etc.

Una pregunta: ¿cuántas personas saben cómo calcular los gramos de alcohol que toman cuando consumen? ¿Cuántas saben el ritmo de bajada del índice de alcoholemia tras el consumo para poder conducir tras consumir? Todas estas preguntas tienen sencilla respuesta pero asumiendo que la población tiene un comportamiento fisiológico asimilativo del alcohol igual, lo que en nutrición es como decir que todos los pájaros de la naturaleza son iguales por el hecho de tener alas. El alcoholímetro de bolsillo puede dar una idea, pero tarde.  Así, en la publicidad y difusión sobre sus mágicos efectos se habla de consumo responsable, ¿qué significa?, nadie lo sabe, porque está carente de toda exactitud, la cual, dada la tremenda variabilidad metabólica interpersonal (somos diferentes en la influencia del alcohol), es imposible de dar. Así que la batalla está ganada casi siempre a favor del exceso de alcohol.

El alcohol en todas sus formas debe ser tratado a parte, nada ni nadie debe inducir a su consumo, ni responsable ni irresponsable. El hábito tiene muchísimas más connotaciones negativas que positivas. ¡Ah!, y nos llevamos las manos a la cabeza cuando se habla de las borracheras de los más jóvenes. Pues no, deberíamos verlo como algo totalmente normal, por desgracia, dado un ambiente pro-consumo inmensamente superior al restrictivo, lo que consigue que los menores siempre hallen una vía de acceso. Y apartados deben ser los profanos a la ciencia de la nutrición dedicados  a la divulgación cuando ésta no se ciña verazmente a dicha ciencia desde fuentes adecuadas (las cuales son accesibles por los profesionales sanitarios de la nutrición porque son los únicos que las pueden interpretar y contextualizar de forma correcta; vaya, dedicaron grandes esfuerzos a estudiarla, la ciencia queremos decir, no los bulos, mitos, leyendas y demás tonterías y malas interpretaciones y `parafraseos´ varios). Lo habitual. Pero de `comiditas´ hablamos.¿ A alguno de ustedes, salvo que sea cirujano cardiovascular, se le ocurriría opinar sobre cirugía cardiovascular robotizada? Y cuando rascas, detrás aparecen los intereses de productores, comercializadores y todo tipo de interesados, las cuales, dada la imposibilidad legal de hacer alegaciones de salud en los envases y en la publicidad, convierten los estudios científicos en pseudociencia divulgada a través de los más diversos medios afines.

Al final siempre lo paga el mismo. El consumidor-persona-paciente. Por cierto, todo lo dicho anteriormente lo avala la Organización Mundial de la Salud.

Por lo tanto, debemos asumir que no debe haber promoción comercial-social y su  consumo, está únicamente limitado por su legislación: bebe lo que quieras desde los 18 años. Esa es la verdad. Y lo de consumo  responsable, para los que difunden con `buenrollismo´ (lobos con piel de cordero), tan de actualidad, por desgracia. Sólo así estaremos siendo honestos respecto a las evidencias existentes sobre el consumo de alcohol. Debemos entender que no se debe decir eso de  “un par de cervecitas no hacen nada” (o que incluso “son beneficiosas” como estas penosas informaciones sugieren) , porque no es científicamente cierto.

Redacción: Iñaki Villanueva. Servicio de Nutrición y dietética

 

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